La Convención de los Derechos del niño trata en uno de sus artículos la potestad de los niños a opinar y expresarse libremente. ¡Parece que es un tema importante! Pero, ¿por qué?
Es clave que permitamos que los niños tomen pequeñas decisiones desde que son pequeños: es la mejor manera de transmitirles que nos preocupamos por lo que quieren y necesitan, demostrándoles que les tenemos en cuenta. Estas pequeñas decisiones pueden ser cosas tan simples y cotidianas, como elegir la merienda o la ropa…Son detalles que poco a poco, van forjando su personalidad.
Sin embargo, es fundamental que exista un equilibrio entre las decisiones que el niño puede tomar y las normas que hayamos decidido establecer como padres o tutores. Los niños necesitan vivir con límites para experimentar seguridad, trabajar su autocontrol y mejorar la tolerancia a la frustración, ya que, cuando son pequeños, no son capaces de diferenciar qué es mejor para ellos en cada una de sus decisiones. Un ejemplo: si le dejamos elegir la merienda todos los días, probablemente elija merendar un bollo de chocolate y eso sería bastante nocivo para su salud. Por este motivo, os animamos a que les dejéis tomar sus decisiones, cuando lo hayáis decidido con anterioridad o como premio a una buena conducta.
Y ¿cómo favorecemos el desarrollo de la opinión? Charlad tranquilamente con ellos. Cuando son más pequeños, una buena manera es preguntarles al final de la jornada cosas como: ¿Qué es lo que más te ha gustado del día de hoy?, ¿has tenido algún momento triste hoy?, ¿algo del cole que no te haya gustado?, y en relación a alguna de esas situaciones que nos cuenten: ¿cómo podríamos haberlo hecho un poquito mejor?… Estas preguntas van a dar pie a que os cuenten cómo han vivido su día, con sus emociones, sus éxitos, sus miedos…
En esas charlas podréis darles la total libertad de expresar sus opiniones sobre sus iguales, sobre el entorno, sobre las relaciones con otros, sobre lo que sea importante para ellos. Así crearéis un ambiente de confianza, en el que no se corrige, no se regaña, simplemente se opina de las cosas que han pasado y se piensa si se han podido hacer mejor. De esta manera estaréis ayudándoles a fortalecer su autoestima y haciendo que se sientan más seguros de sí mismos. ¿Os atrevéis a intentarlo?
Beatriz Martos
Equipo de Educación