Tener el grado de Magisterio es una cosa y convertirse en un maestro es otra. Los primeros dos años tienden a ser los más difíciles, haciendo la regla de las 10.000 horas un objetivo de largo alcance. La enseñanza te llenará cada día, especialmente si eres nuevo en esto. ¿Alguna idea de cómo empezar?
– Encuentra un buen coach o mentor tan pronto como consigas tu primer trabajo como profesor. Puede que hayas leído toneladas de libros sobre la enseñanza y haber hecho investigaciones durante tus estudios, pero eso no será suficiente. Necesitarás consejos y comentarios de la vida real para desarrollar tu propio estilo de enseñanza. No imites, innova.
– Asegúrate de tener una gestión de aula a prueba de balas. La mayoría de los nuevos profesores se centran en lo que van a enseñar, prestando menos atención a cómo lo van a hacer, y prácticamente nada de atención a por qué lo están haciendo.
– Cambia tus ilusiones por objetivos S.M.A.R.T. Quiero que todos mis alumnos aprueben sus exámenes finales o espero poder dedicar más tiempo este año a mis alumnos SEN no son objetivos. Los nuevos docentes necesitan ayuda para establecer objetivos específicos, medibles, alcanzables, pertinentes y con plazos determinados.
– Llegar a una comprender el rol que tenemos como docentes en la vida de nuestros alumnos. Establecer vínculos personales con los estudiantes y amarlos genuinamente. No como padres, sino como sus educadores. Este es el momento en que los nuevos maestros desarrollan su propia filosofía educativa. Cada maestro tiene una. Es nuestra biografía, no nuestro currículum.
– Y lo más importante, no finjas que sabes, haz preguntas.
Los nuevos maestros tienen días difíciles y días más difíciles.. Pero esos no duran para siempre. Mientras tanto, cuida bien de tu salud mental.
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Iphigeneia Mariou