Hoy en día es habitual escuchar hablar en el ámbito educativo sobre la inteligencia emocional, pero ¿sabemos por qué es tan importante?
La inteligencia emocional es la capacidad de comprender y reconocer los sentimientos propios y ajenos, además de saber utilizar y controlar nuestras emociones. Para garantizar el éxito académico y personal de los estudiantes es imprescindible trabajar el desarrollo de las habilidades emocionales. Desarrollar la inteligencia emocional desde la educación infantil es crucial, puesto que es en esta etapa cuando se adquieren los cimientos del aprendizaje y el bienestar emocional. En este artículo, explicaremos la importancia de enseñar inteligencia emocional en las aulas de educación infantil, así como estrategias prácticas para incorporar este enfoque en el día a día de los más pequeños.
El aprendizaje emocional es clave para permitir a los niños y niñas a reconocer y comprender sentimientos tan comunes como la tristeza, el enfado, el miedo o la frustración. Reconocer estas emociones les ayudará a gestionarlas con mayor facilidad, pudiendo reducir así la cantidad de rabietas que se producen durante la infancia.
La comprensión de las emociones también genera un mayor grado de empatía hacia los otros, lo que ayudará a desarrollar la comunicación asertiva entre compañeros. Cuando los niños y niñas saben identificar los gestos propios de emociones como la felicidad, la ira o la tristeza, les resulta más fácil comprender a sus compañeros de aula y así pueden generar vínculos de amistad más estrechos. Estas habilidades no son solo importantes para la etapa de la infancia, sino que desarrollarlas contribuirá indudablemente a mejorar la calidad de vida y la salud mental en la adolescencia.
La inteligencia emocional se debe trabajar diariamente tanto en casa como en el aula y hay muchas maneras de hacerlo. Sin embargo, una de las formas más directas es trabajando la autoconsciencia. Enseñar a diferenciar las diferentes emociones hará posible que los niños y niñas comprendan sus sentimientos y sean capaces de ponerles nombre. Nombrar los sentimientos y entender cuáles son sus efectos emocionales y físicos es el primer paso para adquirir autoconciencia y el dominio de nuestras emociones.
En Smile and Learn encontrarás una serie de vídeos desarrollados por expertos que explican desde las emociones básicas, como la tristeza y la felicidad, a las más complejas, como la vergüenza o el aburrimiento.
Aprender emociones básicas:
Aprender emociones complejas:
Otra forma de trabajar de forma transversal la inteligencia emocional en el aula es a través de la lectura. La literatura tiene el poder de permitirnos experimentar a través de personajes ficticios realidades muy diferentes a la nuestra. Por eso, en las historias los niños y niñas serán capaces de aprender nuevas emociones que aún no han tenido oportunidad de experimentar, como podría ser la tristeza ante la pérdida de un ser querido. Los cuentos pueden ser un gran recurso cuando estemos trabajando en identificar emociones más complejas con nuestro alumnado.
Sin embargo, para desarrollar buenas habilidades emocionales no solo se debe aprender a reconocer las diferentes emociones. El siguiente paso será aprender a expresarlas, cómo actuar cuando experimentamos una emoción fuerte y normalizar las reacciones que nos provocan. Para ello, podemos crear espacios de debate en clase donde practicar la escucha activa. La escucha activa es una estrategia de comunicación que consiste en prestar completa atención a lo que alguien está diciendo, comprendiendo sus palabras y emociones para responder de manera reflexiva y empática. Estos espacios son una buena opción para que el alumnado mejore la expresión de sus emociones y aprendan también a escuchar a sus compañeros y compañeras.
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