Los cuentos juegan un papel clave en la educación en valores. Son recursos educativos que potencian la imaginación y la creatividad, además de mejorar la ortografía y la comprensión de los pequeños.
Durante la infancia, las historias son fundamentales para el desarrollo de la empatía y de la personalidad, ya que con ellas los niños empiezan a sentirse identificados con los personajes y los protagonistas de los cuentos. Hay historias que les trasladan a situaciones de la vida real, aportándoles un conocimiento más cercado del entorno que les rodea.
Un buen ejemplo es, “El Principito” donde se reflejan diferentes personalidades y formas de actuar: reyes, vanidosos, hombres de negocio, faroleros, ancianos… para él todos eran peculiares, porque ninguno disfrutaba de su trabajo. En definitiva, “¡era un mundo lleno de extraños y sin sentido!”A lo largo de nuestra vida coincidiremos con personas, como las que se ha encontrado El Principito, por eso es aconsejable que desde pequeños nos vayamos familiarizando con circunstancias de la vida real y viviendo situaciones que nos enseñan cómo actuar en un determinado momento.
Los valores se pueden trabajar en el aula a través de la creación de grupos con diferentes alumnos que tengan personalidades distintas, realizando juegos, en los que los pequeños se tengan que desenvolver con personas que probablemente no sean de su agrado. Pueden ser juegos que potencien, por un lado, el trabajo en equipo, para que aprendan que colaborando juntos se consigue el objetivo antes,, la solidaridad o la generosidad,, el compañerismo, la amistad, la empatía, así como la importancia de pedir perdón.
El Principito era una persona que se fijaba en los pequeños detalles y sabía mirar más allá de una simple rosa o un zorro. Uno de los problemas de la sociedad, en la que vivimos es la urgencia y la rapidez con la que realizamos cualquier actividad, lo que no nos permite disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Solo tú puedes detener el tiempo en el momento que quieras y disfrutar del momento, porque al fin y al cabo son los pequeños detalles los que marcan la diferencia.
Montse Villaverde
Equipo de Comunicación de Smile and Learn
